Paseando por las calles y plazas que aún mantienen la fisonomía de hace siglos en pueblos o barrios históricos de nuestras ciudades, es fácil que espontáneamente imaginemos cómo vivían los hombres y mujeres que las habitaron. Las casas construidas con gruesos muros y fachadas encaladas o las fuentes con pilares en las que se recogía agua para el consumo diario, nos pueden hacer pensar en las grandes diferencias entre la forma de vida actual y la de nuestros abuelos o la de los padres de nuestros abuelos.
Los fríos inviernos o los calurosos veranos propios de nuestra tierra condicionaron, sin duda, el día a día en una sociedad en la que no se disponía de los métodos de calefacción o de refrigeración que más adelante se implantaron a nivel doméstico, cuando el gas y la electricidad llegaron a los domicilios particulares. Ni siquiera había agua corriente en todas las casas.
Para organizar la logística familiar había que recoger agua en fuentes y recolectar leña en el monte o comprar carbón en las carbonerías. Para conservar alimentos se recurría a procedimientos como la salazón. En algunos pueblos y ciudades andaluzas hubo un próspero comercio de nieve que también era usada para mantener frescos los alimentos.
Cal |
Algunos oficios tradicionales tuvieron su razón de ser en la necesidad de abastecer a la población de los recursos necesarios para cubrir las necesidades básicas. Así, hubo caleros que fabricaban la cal, salineros que obtenían la sal, carboneros que preparaban el carbón vegetal, neveros que recogían nieve en algunas sierras o aguadores que vendían agua fresca por las calles.
Salinas de Montejícar (Granada) |
Son estos ejemplos de oficios que han evolucionado o han desaparecido pero que formaron parte de nuestra cultura tradicional. Los pregones de los caleros o de los carboneros para vender sus mercancías en calles o mercados permanecen en la memoria de hombres y mujeres de nuestros pueblos. Poetas como Rafael Alberti aludieron al trabajo de los caleros o salineros en sus poemas y algunas coplas de intérpretes como el inolvidable Antonio Molina, recogieron los pregones de los aguadores granadinos. Con todo ello podemos afirmar que existe un claro testimonio de cómo estos oficios forman parte de nuestra historia reciente.
El trabajo de los caleros, carboneros, salineros, neveros o aguadores guarda relación con algunos procesos físicos o químicos. Conociendo estos oficios no sólo se conoce la forma de vida de generaciones anteriores, sino que también podemos aprender Física y Química.
Caleros
Calera en Yunquera (Málaga) |
Salineros
Salinas de La Malahá (Granada) |
Carbonero Monda (Málaga) |
Carboneros
El carboneo es una actividad que se basa en la combustión incompleta de la madera en hornos de carbón o boliches, donde se controla la entrada de oxígeno para poder obtener un producto que posteriormente podrá ser quemado, el carbón vegetal. El uso de carbón vegetal en utensilios de cocina o calefacción, está relacionado con los diferentes mecanismos de propagación del calor: los braseros calientan por radiación, las ollas aprovechan el calor en hornillas por conducción y en su interior los alimentos se cuecen en un líquido que se calienta por corrientes de convección.
Carbonera: montaje del horno de carbón
Carboneros de la Sierra de las Nieves
Neveros y aguadores
Carbonera: montaje del horno de carbón
Carboneros de la Sierra de las Nieves
Neveros y aguadores
Los neveros conservaban nieve y la acarreaban procurando evitar su fusión mediante su aislamiento térmico.
Los aguadores, para vender agua fresca, utilizaban cántaras de barro que mantienen el agua fría al permitir la evaporación hacia el exterior de algunas moléculas que se filtran por los poros de la vasija. En otras ocasiones utilizaban damajuanas de latón envueltas en esparto húmedo (la evaporación del agua del esparto mojado enfría la vasija).